sábado, 2 de diciembre de 2006

Debates e imposiciones


Quería contaros que ayer tuve un debate bastante extraño. Y digo extraño, porque las dos personas con las que traté de debatir, piensan radicalmente distinto de mí. Fue en el Foro Digital del País, acerca de si los jóvenes de hoy estaban informados sobre lo sucedido en la República y Guerra Civil. Tema apasionante, como podréis comprobar.
Yo no pretendí en ningún momento imponer mis ideas, pero sí es cierto que traté de evitar las barbaridades de las de mis "contertulios", aunque yo me calenté también un poco, pero sin ánimo de ofender a nadie. Les dije que tenían una "empanada mental de órdago" y "que se compraran un tentetieso para que le dispararan como un pim pam pum". Todo esto a causa de llamar ellos "nazi" a José Luis Rodríguez Zapatero. Y también, a cuento de las "batallitas", por decirlo de alguna manera suave, que tiene montadas el PP como forma de hacer oposición. Y es que, como decía Goebbels, a fuerza de mentir, alguien se lo creerá. Y eso es lo preocupante: no hay argumentos, sino una fijación grabada a machamartillo, y a causa de ésta, no cabe debate alguno, pues se ignora lo básico para poder argumentar y se pasa directamente al enfrentamiento, razón por la cual desistí de enredarme en absurdo combate dialéctico, porque tampoco había dialéctica alguna, dicho sea de paso.
Así que en unos años hemos pasado de criticar al gobernante de turno que no nos guste, a satanizarlo y convertirlo poco menos que en el causante del terrorismo de ETA, de la división de la famosa unidad territorial de España y en conspirador, conviniendo con los terroristas del Al Qaeda, para hacer que otros perdieran las elecciones, como si el pueblo no votase, vamos. Y ya empezamos a escuchar que ZP y sus secuaces socialistas, fueron los que se alzaron en armas contra la República.
Esto es una locura, pero algo habrá que hacer ante esta sinrazón. Y esa estrategia no sólo corresponde hacerla a las fuerzas democráticas, sino que el pueblo tiene que empezar a darse cuenta de que no podemos seguir con los brazos cruzados ni un minuto más ante semejante barbaridad. No es posible que sigamos cediéndoles más terreno, porque terminaremos por perder las pocas libertades que nos reconoce la Constitución.
La fotografía es de Robert Capa. Niños jugando a la guerra

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