viernes, 23 de noviembre de 2007

El PP y su enfermiza obsesión por acabar con la sanidad pública en Madrid.

Y sobre todo en Guadarrama.
Hace cerca de un año, los ineptos que dirigen la Comunidad de Madrid, ineptos democráticos, todo hay que decirlo, pues en democracia, y si uno está bajo los influjos de algún psicótico o se es simplemente un psicótico social, o vaya Ud. a saber qué enfermizas razones les llevan a elegir ineptos a sabiendas, además de que, quiénes sabiéndolo, el día de votar se quedan en su casa, a hacerles el caldo gordo y sucio. Otra razón, muy conocida y sabida, para elegir a esa clase de ineptos, y también a sabiendas y con voluntad de hacerlo, es, parodiando a un viejo anuncio de El Corte Inglés. ¿Recordáis aquel "¡me lo llevo!"?. Pues aquí también pasa lo mismo y con esta clase de gente, más. Lógico, es su esencia inmutable e inalterable. ¿Por qué creéis que están en política? Ya lo dijo el mangas largas o manirroto cartegenero, de Benidorm, Terra Mítica y otras cosillas de Fabra. Os ahorro leer el apellido del fulano en cuestión, pues produce repeluznos hacerlo.
Como iba diciendo, los ineptos que dirigen tan pésimamente nuestra Comunidad, junto con la anuencia y consentimiento de otros ineptos más cercanos a nosotros, que dirigen tan pésimamente el Ayuntamiento de Guadarrama, el de las desoladas arcas, han decidido, supongo que por algún escozor escrotal o algún viejo calostro picajoso, sea en salvas las partes o en el cerebro, según sea el caso o el género, que buenos profesionales de nuestro exiguo Centro de Salud, que ya no estén con nosotros.
Y me voy a referir a tres personas, médicos y enfermeras sólo por su nombre de pila, más de uno sabe a quien me refiero: Pelayo, Silvia y Judith, aunque ésta, hace alguna suplencia, yo la echo de menos, como titular en mi centro de salud. Son personas con una gran capacidad profesional contrastada, pero además, de médicos y enfermera, por su interés y su atención, eso por sí sólo, les convierte en sanadores. Algo así como unos modernos chamanes. Eso, queridos amigos, también vale, pues un gesto amable, una mirada cariñosa y una cierta complicidad, a veces resulta más eficaz que una simple receta o tratamiento. Y ellos sabían hacerlo, pues son personas que aman su profesión, cosa muy distinta de los renegados y malhumorados gestores del PP, da lo mismo que sea en Madrid, que en donde caigan. Pobres los que tenemos que soportarles.
Para ellos tres, mi gratitud, estén donde estén. Y para los que quedan, también. Y sobre todo por una persona en el Centro a la que admiro profundamente y que me callo el nombre, para que no nos priven de su presencia y su gran hacer. Pero les echo de menos, qué le voy a hacer, salvo ciscarme en... ya me entendéis.
Y para Lamela, lamentable, penoso y miserable personaje donde los haya, le deseo la pudrición de su malvada mente de insolidario, mentiroso y perverso y si eso le produce un herpes de colorines diversos, mejor que mejor. Lo de los colorines lo digo, para que se vea lo evidente y patético que es su imitación de payaso. Lo que hizo con el doctor Montes y sus compañeros, es de una inmoralidad e indecencia sin nombre. Los jueces ya están en ello, espero que no nos sorprendan como con lo del tal De Mera o las manipulaciones del Yak 42, nunca se sabe. La carcundia anida en todos los rincones de España. Y éste lamentable personaje, removiendo a los profesionales de la Salud Madrileña, de sus lugares de trabajo, es el que me ha privado de mi derecho a tener los mejores profesionales de la Medicina a mi disposición, pero sobre todo, y lo que no le perdono, es que me haya apartado de unas personas por las que sentía aprecio y gratitud y que tanto interés han mostrado por mi persona y dolencias.
Ni que decir que los calificativos que le dedico al tal Lamela, lameculos de la aspirante al califato pepero-genovés, los hago extensivos, a ella, a sus compinches de caverna, y como vecino de Guadarrama, también, por extensión a su alcalde despilfarrador y su cohorte de chupones y zampabollos de El Molino a cuenta del erario público, en cuya curva manipulada por interés espurio de la N-VI, más de uno se ha dejado ya la vida, víctima de la miseria personal y la ambición pesetera de la que están hechos semejantes individuos.

Judith, Silvia y Pelayo: Un abrazo allá donde estéis y sabéis que tenéis toda mi consideración y respeto.

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